Guatemala era entonces un mar de naturaleza verde y ríos tibios. De volcanes que bullían estrellas, flores, faunas.
En ese entonces, en los albores de la vida, no quedaba más que llenarse de cosmos y sabiduría.
Hace tres mil años, cuando todos los seres hablaban el mismo idioma y sufrían las mismas muertes.
Entonces, y solo entonces, era más fácil entender el mundo de los mayas y su patio de juego con los dioses. Solo entonces el mundo aún tenía imaginación.
GUANTÁNAMO – 25/jul/2025 – Ala Sur
Hace dos días que Omar no prueba bocado. En este pabellón se come cada cuatro.
Los pocos dientes que le cuelgan de la boca no dan más.
Hablar duele. Respirar duele. Existir duele.
Tres costillas rotas en la última semana y siete uñas menos. Esta fue una semana fácil.
Hace medio año aprendió a tomar orina porque es lo más cercano al agua. Dice que no se siente si te la tomas de un sorbo y sin respirar.
Ya se ha preguntado: «¿Qué tan lejos quedará el mundo?», pero parece que jamás lo sabrá.
Omar ya perdió la cuenta de los días que lleva aquí. Es entendible: solo aprendió a contar hasta 100.
Y aunque algunos guardias le llaman «Alien» o «wet back» y en el sistema esté inscrito como «inmigrante ilegal G1481»,
él solo quiere escuchar a mamá diciéndole de nuevo: «Omarcito, te amo, hijo. Feliz cumpleaños».
Hoy Omar cumple 8, y su único «delito» fue querer ser feliz en otra parte de la misma tierra.
Entradas
27 DAYS OF COPY | LUIS PORRAS | 2025
Microrrelatos y otros demonios 
Deja un comentario