( L ) LUIS XVI

Luis XVI suspiró y recapacitó profundamente sobre la barbarie del exceso. Fiestas, pasteles, champagne y orgías. Súbditos haciendo malabares sobre la espalda de un camello.
Té, chismes y té. Era divertido, sí, pero tan extenuante.
Por fin reflexionaba sobre la depravación del despilfarro.
Por fin empezaba a entender por qué el pueblo lo odiaba tanto, por qué ardía la llama de la revolución.

Quizás… Quizás era momento de cambiar.
Tener una vida tranquila.
Dejar el castillo de Versalles y retirarse al campo, a un pueblo menor en el cual empezar un negocio de cuellos isabelinos. Tenerlos grandes y pequeños, blancos y azules, negros y rojos; de un rojo intenso, aguerrido y revolucionario.
Rojo como la sangre que le escurría de la cabeza recién guillotinada.

Sí, un negocio de cuellos isabelinos habría sido perfecto si siguiera vivo y con la cabeza unida al cuerpo.

Puntuación: 5 de 5.

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27 DAYS OF COPY | LUIS PORRAS | 2025

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