—…O podríamos quedarnos en este lado de la frontera.
—Ya es demasiado tarde para eso, pero ojalá… Ojalá podamos volver.
Orfebres de todo el mundo se reunieron envueltos en una resignación inmaculada. Entre frustraciones y elegias, buscaban cómo replicar el fulgor de tus ojos crepusculares.
Les fue imposible.









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